Tenemos que considerar la evaluación continua como una ayuda pedagógica y, por lo tanto, como un medio para favorecer el éxito de los estudiantes. La evaluación continua puede permitir al mismo tiempo controlar los progresos en el aprendizaje y verificar que el estudiante alcanza adecuadamente los objetivos de la asignatura. La superación con éxito de la evaluación continua, por lo tanto, también puede significar, con un proceso de validación, la superación de la asignatura.
La evaluación continua en la UMAFY tiene un triple sentido:
En primer lugar, ofrece al estudiante una pauta de actividades que tiene que hacer y sugiere un ritmo de trabajo concreto: lo que, a juicio de los profesores, garantiza mejor la consecución de los objetivos en el tiempo de que dispone el estudiante.
En segundo lugar, cada actividad hecha por los estudiantes es una oportunidad en un doble sentido: por una parte, asegura la participación activa del estudiante en la construcción del propio conocimiento -requisito para un aprendizaje eficaz- y, de otra, facilita la orientación del profesor en el proceso de aprendizaje.
En tercer lugar, el seguimiento de las actividades permite al estudiante obtener una calificación académica que puede contribuir, en combinación con el proceso de validación, a superar la asignatura.
Los criterios de evaluación
Los criterios de evaluación, como ya se ha dicho, tienen que estar expuestos, de una manera general, en el plan docente y, de una manera concreta, en la presentación de cada actividad de evaluación.
Estos criterios pueden girar entorno a los ejes siguientes:
La consecución de los objetivos propuestos con la realización de la actividad. Hay que relacionar las actividades y los objetivos concretos con los objetivos generales de la asignatura o del módulo en que hacen referencia.
La relación de las actividades con la dinámica profesional propia de la disciplina.
La capacidad de cuestionamiento y de investigación. Es importante valorar el trabajo de investigación y la capacidad de profundizar en las dinámicas de debate o en el planteamiento de las actividades.
El rigor académico, es decir, el planteamiento claro de los contenidos conceptuales propios de la asignatura sin errores de comprensión global.
La calificación de evaluación continua es cualitativa y se expone con una de las calificaciones siguientes: